lunes, 20 de agosto de 2012

Asturias, Paraíso Natural: V. Otra de bici.

Viernes, 17 de agosto.

Hoy la bici me pide marcha, otra vez. Y como me mira con esa carita, no la puedo decir que no.

He intentado ir desde La Pereda hasta Purón, cogiendo parte de la ruta del Valle de Viango, siguiendo las especificaciones del panfleto que pillé el otro día en la casa rural. ¡¡@#~@###@~~€€%& LECHEEEEESSsss!! Ese folleto no sirve para nada. O los caminos no están tan bien señalizados como yo esperaba.

Subiendo a El Mazuco.
Que no. Ni caminitos ni puñetitas. Infructuosos intentos de llegar a El Mazuco para desviarme hacia Purón hacen que finalmente tenga que pillar la carretera. ¡Y qué carretera! ¡Y qué sol! ¡Y qué calor! ¡Y qué agotamiento! A los 4 kms de cuesta arriba, me doy la vuelta. No puedo más. Decido irme a Llanes, a la playa. Son las 14:10 y tengo que darme prisa si quiero que me den de comer en algún sitio.

La cuesta abajo es deliciossssssaaaaaa... aaaaaaaa... y fresquita. Cuando llego a Llanes me voy hacia el Paseo de San Pedro, que me lo recomendaron el día anterior. Es superbonito, así es que decido que voy a comer aquí. ¡Ea, al super a comprar pan y embutido!

La comida de los campeones.
Comilona viendo los acantilados. Bocata de tomate, queso y salchichón. Luego, a la playa de Toró, a tomarme una coca-cola fresquita y a darme un baño.

De vuelta, investigo un camino alternativo y resulta que termino en el mismísimo Camino de Santiago, pero en sentido opuesto, claro. Aparezco en la carretera en obras que me lleva hasta la salida de La Pereda. Son las 19:15. Estoy agotado, en parte por los 20 kms. (aprox.), en parte por el solazo que he pillado.

* * *

Afeitar.

Duchar.

(Intentar) conectarse a internet en esta supuesta wifi es... desesperante. Hoy no chuta, tampoco.

(Intentar) cenar. Hoy Llanes sigue hasta la bandera. Espero durante 25 minutos para llenar la panza en un sitio de menú. Ayer llegué a este mismo restaurante y besé el santo, supongo que porque estaba todo el mundo en la plaza, con las fiestas y los fuegos artificiales.

Y esta es la suculenta cazuelita Canene que me zampo de primero: huevo frito, champiñones, pimiento rojo, cebolla pochada y patatinas, ponchadas también. Todo ello, flotando en una generosa salsa rubia hecha, posiblemente, con azafrán, ajo y piñones (sólo de recordarlo, babeo. ¡Ahí va, el teclado!). La espera ha merecido la pena. Y la pechuga de pollo con patatas recién fritas que me tomo de segundo, deliciosas (sé de una que habría sido la persona más feliz del mundo en ese momento). 

Las cosas más sencillas a veces son las que más nos estremecen.

Hoy no puedo más. Me doy un pequeño paseo por las calles y me voy a dormir.

Mañana es sábado... ¿y qué?

A más ver.

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