viernes, 24 de agosto de 2012

Asturias, Paraíso Natural: X. Playas y lluvia.

Miércoles, 22 de agosto.

Ni gota de resaca. Yuuupiii.

Aunque la cama es demasiado blanda para mí y ha estado lloviznando toda la noche, he dormido como un lirón. Me gusta Villa Auristela.

El desayuno no lo sirven en la propia casa, sino en la sidrería/restaurante que tienen en la carretera, a unos 200 metros. Zumo de naranja recién exprimido, café con leche y tostadas de pan del bueno, de pan de pueblo. Mª Elena es muy amable y su marido, Surso, también. Les pregunto si conocen a algún dentista de confianza por la zona -por si acaso- y enseguida se ponen manos a la obra. No es que me duela, pero es mejor poner en sobre aviso a los caseros por si tengo que salir escopetao. La cosa no va a más y Surso me comenta lo que le ha dicho Jorge, el dentista:

"A ver, me ha dicho  que te pueden pasar 2 cosas: o que te duela o que no. Si no te duele, no pasa nada; me dice Jorge que todo está bien y que comas por el otro lado. Si te duele, entonces, hoy no porque están hasta arriba, pero mañana te atienden".

Playa de Frejulfe.
Es lo que hay. Amabilidad a raudales. Y me encanta la predisposición que tiene esta gente por ayudar. Termino de desayunar -por el lado bueno, claro- y me pongo en marcha. La playa de Frejulfe es una pasada. No la recordaba así. Y me doy un paseo entre un viento demasiado fresco, un cielo demasiado gris y un calabobos demasiado cala (o yo demasiado bobo).

* * *

Después de comer, siestecilla en el coche en un mirador, en Ortigueira; y pequeño paseo para investigar alguna ruta para la bici. Esto mola.

Luego me voy a Tapia de Casariego y me doy una vuelta por el pueblo, por el puerto, por el rompeolas y hago unas cuantas fotos.

Tapia de Casariego.
Según regreso al coche, encuentro en el Paseo Marítimo un sitio que tiene una pinta estupenda. Me recuerda a algún garito de los de Ibiza, muy chill-out, un pelín, -pero poco- fashion, al borde de la playa, orientado perfectamente al Oeste para ver los atardeceres. En la arena se está produciendo una lucha encarnizada de 3 contra 3 en una pista improvisada de Voley-playa. ¡¡Puntoooo!! El público se vuelve loco. Es un duelo trepidante.

En el chiringuito comienzan a poner música. Pimpinela. "... y ahora vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vueltaaaaa..." Acaban de romper el chick-moment. Lástima.

Vuelta a la Villa. Pero antes me detengo en la sidrería/resturante para ver si puedo cenar algo ligero.

Y mañana... ¿Quién es? ¿Soy yo? ¿Qué quiés? A ti. Ya es tarde. Me voy a dormiiiiirrrr... Y la bici venga a mirarme con cara de choteo.


A más ver.

2 comentarios:

  1. Pues yo si recuerdo la playa de Frejulfe así, enorme y preciosa (por cierto, muy chula la foto), y el mirador de Ortigueira donde, si no recuerdo mal, pasé un mal rato contigo por culpa de mis ataque de vértigo-ajeno...

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  2. O sea , que Frejulfe existe...y yo que pensé que salía así por la sidriña o por la muela rota. Je,je
    ¡LA PLAYA DEL SILENCIO1 PERO YA!

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